La vaca, el caballo, el pez, el perro, el gato, el mono...Video especial
de 30 minutos para niñ@s con todos los animales y mascotas, de la
granja,
de la selva y demas.
de la selva y demas.
Hace 6 años
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martes, 9 de junio de 2015
ANIMALES DE GRANJA (SONIDOS)
Los animales de la granja para niñ@s.
Con sonidos y pronunciación de sus nombres.
lunes, 8 de junio de 2015
Canción de los animales (Vídeo Toobys)
En Toobys encontrarás las mejores canciones infantiles.
Enseña los nombres de los animales con esta hermosa canción.
Aprendemos los animales (Video Infantil de Pequeño Aprendiz Tv)
En este canal encontrarán todo lo relacionado al aprendizaje de l@s más pequeñ@s en forma didáctica y divertida.
domingo, 31 de mayo de 2015
Sé un campeón/a (vídeo y reflexión)
Ser un campeón no es solo terminar la carrera antes que el resto y fracasar es mucho más que salir último en una carrera.
Disfruta de este video motivador para corredores que te ayudará a entenderlo.
http://runfitners.com
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Nunca te rindas (Video motivador para corredores)
No siempre es posible rendir al máximo y cumplir los objetivos que te planteas.
No te pierdas este video motivador que te va a ayudar a no rendirte.
Mas vídeos, nutrición, motivación y todo para corredores en http://runfitners.com
No te pierdas este video motivador que te va a ayudar a no rendirte.
Mas vídeos, nutrición, motivación y todo para corredores en http://runfitners.com
sábado, 30 de mayo de 2015
Si hoy fuera mi último día corriendo.
Vídeo inspirado en el artículo original http://www.foroatletismo.com/actualid...
Si hoy fuera mi último día corriendo pensaría que no, que ni de coña;
que correr no es lo más importante del mundo, faltaría más,
ni el universo gira alrededor de mi zancada,
pero van muchos años calzándome las zapatillas y acomodando mis horarios en torno al running; décadas enteras yendo y regresando en ese tiempo particular que mide mi cronómetro, evadiéndome desde el segundo cero hasta la frontera de mi fatiga en una singladura que me serena y me restablece; que, en cierta forma, me reconcilia con el mundo.
Si hoy fuera mi último día corriendo me negaría a creerlo,
igual que el trabajador fiel no asume -ay, tantos años currando en balde- que le aparten de su querida empresa. Porque el atleta, incluso el atleta ocasional, es un jornalero que adora su jornada, un galeote feliz,
un asalariado generalmente sin salario a menos que usted sea, por supuesto, el mismísimo Kenenisa Bekele, en cuyo caso este artículo no le incumbe, se lo digo con todo el respeto que merecen sus medallas y récords,
se dirige más bien -ya sabe- a esos románticos que mueren estúpidamente enamorados de su anónima misión deportiva.
De modo que si hoy fuera mi último día corriendo me resistiría con uñas y dientes, como si me estuvieran arrebatando una posesión preciosa;
clamaría justicia para que me dejaran cumplir con mi calendario de carreras, encrucijada de fechas, lugares y distancias donde volverse un poco mejor,
pero sin abandonar, por supuesto, el pelotón de los peores.
Protegería el encaje de bolillos de mi plan de entrenamiento, milimétricamente adaptado a obligaciones laborales o domésticas.
Y lucharía por mi derecho a sentir otra vez la velocidad de caracol de mis cambios de ritmo, el oasis de mis recuperaciones, el trote suave por la hierba tras unas buenas series que sólo recordaré yo.
Y con todo mi ímpetu de fondista chiflado, pugnaría por evitar que llegara el entrenamiento postrero.
Además, menudo dilema, ¿qué sesión encajaría como estertor o último aliento? ¿Un interval, un fartlek, un rodaje?
Sólo por el quebradero de cabeza, sólo por la ignominia de obligarme a decidir, me buscaría la vida para burlar la retirada.
No importa que vinieran lesiones, enfermedades, privaciones.
Daría la gran batalla. Me convertiría en un vendaval de supervivencia.
Y lo haría igual que un corazón roto se resiste con fe ciega al saber que no habrá mañana, que se termina lo bueno ¡hay que joderse! cuando más te estaba gustando.
Porque correr nunca o casi nunca lleva a unos Juegos Olímpicos pero, aviso a navegantes, ayuda a mantener el equilibrio en este mundo de arenas movedizas.
Si hoy fuera el último día corriendo díria que no, hombre, que no; corriendo me he divertido, he conocido gente, he viajado, he adquirido un hábito que me enorgullece, y menos lobos con mi pasión, Caperucita; que tras unos cuantos miles de kilómetros estoy descubriendo la verdadera fórmula de la felicidad, o sea: muchísimo esfuerzo inútil,
muchísimas pero que muchísimas decepciones, y unos raros, escasísimos momentos de haber dado lo mejor de uno mismo, de estar sintiendo la vida por todos los poros de la piel.
Quede dicho para siempre que no quiero renunciar a esa dulce felicidad imperfecta.
Así que, cuidado, porque si supiera que hoy es mi último día corriendo,
montaría un follón de tres pares de cojones, gritaría, me pondría hecho un loco. Digo más, prefiero que no me avisen; porque si lo hacen, como aficionado obsesivo, como atleta frustrado, como tortuga reumática,
diré que nones, que no me apeo; que nadie me arrebatará el olor a tartán, el sonido de la lluvia sobre la ciudad, la atmósfera de los amaneceres y crepúsculos que he surcado, el crujido de la pisada, la ducha reparadora cuando todo vuelve a la calma.
Porque corro luego existo. Corro porque he convertido el arrebato en costumbre, en una constante que no cambia aunque cambien otras cosas mías.
Corro porque los atletas trascienden el hecho de correr.
Corro porque si parase, mi historia no sería exactamente mi historia,
ni tú serías tú.
Corro para construir un estilo de vida, una obra íntima que no tiene sentido sin ayer ni mañana, y que seguiré construyendo mientras me acompañe la salud para alcanzar, entre jadeos y sudores,
el estímulo que ningún sedentario conoce;
esa plenitud que se siente al volver fortalecido, tras una sesión, del adorable infierno que existe en el límite de tus propias fuerzas.
Si hoy fuera mi último día corriendo pensaría que no, que ni de coña;
que correr no es lo más importante del mundo, faltaría más,
ni el universo gira alrededor de mi zancada,
pero van muchos años calzándome las zapatillas y acomodando mis horarios en torno al running; décadas enteras yendo y regresando en ese tiempo particular que mide mi cronómetro, evadiéndome desde el segundo cero hasta la frontera de mi fatiga en una singladura que me serena y me restablece; que, en cierta forma, me reconcilia con el mundo.
Si hoy fuera mi último día corriendo me negaría a creerlo,
igual que el trabajador fiel no asume -ay, tantos años currando en balde- que le aparten de su querida empresa. Porque el atleta, incluso el atleta ocasional, es un jornalero que adora su jornada, un galeote feliz,
un asalariado generalmente sin salario a menos que usted sea, por supuesto, el mismísimo Kenenisa Bekele, en cuyo caso este artículo no le incumbe, se lo digo con todo el respeto que merecen sus medallas y récords,
se dirige más bien -ya sabe- a esos románticos que mueren estúpidamente enamorados de su anónima misión deportiva.
De modo que si hoy fuera mi último día corriendo me resistiría con uñas y dientes, como si me estuvieran arrebatando una posesión preciosa;
clamaría justicia para que me dejaran cumplir con mi calendario de carreras, encrucijada de fechas, lugares y distancias donde volverse un poco mejor,
pero sin abandonar, por supuesto, el pelotón de los peores.
Protegería el encaje de bolillos de mi plan de entrenamiento, milimétricamente adaptado a obligaciones laborales o domésticas.
Y lucharía por mi derecho a sentir otra vez la velocidad de caracol de mis cambios de ritmo, el oasis de mis recuperaciones, el trote suave por la hierba tras unas buenas series que sólo recordaré yo.
Y con todo mi ímpetu de fondista chiflado, pugnaría por evitar que llegara el entrenamiento postrero.
Además, menudo dilema, ¿qué sesión encajaría como estertor o último aliento? ¿Un interval, un fartlek, un rodaje?
Sólo por el quebradero de cabeza, sólo por la ignominia de obligarme a decidir, me buscaría la vida para burlar la retirada.
No importa que vinieran lesiones, enfermedades, privaciones.
Daría la gran batalla. Me convertiría en un vendaval de supervivencia.
Y lo haría igual que un corazón roto se resiste con fe ciega al saber que no habrá mañana, que se termina lo bueno ¡hay que joderse! cuando más te estaba gustando.
Porque correr nunca o casi nunca lleva a unos Juegos Olímpicos pero, aviso a navegantes, ayuda a mantener el equilibrio en este mundo de arenas movedizas.
Si hoy fuera el último día corriendo díria que no, hombre, que no; corriendo me he divertido, he conocido gente, he viajado, he adquirido un hábito que me enorgullece, y menos lobos con mi pasión, Caperucita; que tras unos cuantos miles de kilómetros estoy descubriendo la verdadera fórmula de la felicidad, o sea: muchísimo esfuerzo inútil,
muchísimas pero que muchísimas decepciones, y unos raros, escasísimos momentos de haber dado lo mejor de uno mismo, de estar sintiendo la vida por todos los poros de la piel.
Quede dicho para siempre que no quiero renunciar a esa dulce felicidad imperfecta.
Así que, cuidado, porque si supiera que hoy es mi último día corriendo,
montaría un follón de tres pares de cojones, gritaría, me pondría hecho un loco. Digo más, prefiero que no me avisen; porque si lo hacen, como aficionado obsesivo, como atleta frustrado, como tortuga reumática,
diré que nones, que no me apeo; que nadie me arrebatará el olor a tartán, el sonido de la lluvia sobre la ciudad, la atmósfera de los amaneceres y crepúsculos que he surcado, el crujido de la pisada, la ducha reparadora cuando todo vuelve a la calma.
Porque corro luego existo. Corro porque he convertido el arrebato en costumbre, en una constante que no cambia aunque cambien otras cosas mías.
Corro porque los atletas trascienden el hecho de correr.
Corro porque si parase, mi historia no sería exactamente mi historia,
ni tú serías tú.
Corro para construir un estilo de vida, una obra íntima que no tiene sentido sin ayer ni mañana, y que seguiré construyendo mientras me acompañe la salud para alcanzar, entre jadeos y sudores,
el estímulo que ningún sedentario conoce;
esa plenitud que se siente al volver fortalecido, tras una sesión, del adorable infierno que existe en el límite de tus propias fuerzas.
viernes, 29 de mayo de 2015
Deja de QUEJARTE y ACTÚA (VÍDEO Y REFLEXIÓN)
Normalmente la personas se quejan por todo sin ser conscientes de ello.
Sin embargo, lo más curioso es que las personas menos favorecidas o quienes han atravesado experiencias realmente desgarradoras,
no se quejan ya que esta actitud no tiene nada que ver con las calamidades,
sino con la forma de enfrentarlas.
Las quejas reducen nuestras energías, generan un estado de ánimo negativo y
hacen que permanezcamos pasiv@s impidiendo que busquemos soluciones.
Lo peor de todo es que la mayoría de veces nos quejamos sin ninguna razón.
Al final la queja continua se convierte en una profecía que se autocumple.
”Aquello en lo que te centras se expande”.
Al final la queja continua se convierte en una profecía que se autocumple.
”Aquello en lo que te centras se expande”.
Te invito a reflexionar con este vídeo.
Saludos y abrazos.
VicBlaz
"Una vez llegada la desgracia, de nada sirve quejarse"
Esopo.
Famoso escritor de fábulas, cuya existencia se sitúa en torno al año 600 a.C.
"La queja trae descrédito"
Baltasar Gracián (1601 – 1658)
Escritor español del Siglo de Oro que cultivó la prosa didáctica y filosófica.
"El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas"
William George Ward (1812 – 1882)
Teólogo y matemático.
"Este es un mundo de acción, no de quejas y lamentos"
Charles Dickens (1812 – 1870)
Famoso novelista inglés, maestro del género narrativo cuyos textos destilan una aguda crítica social.
"Disfruta de lo que te gusta en vez de quejarte por lo que te desagrada"
Dicho popular.
"Una vez llegada la desgracia, de nada sirve quejarse"
Esopo.
Famoso escritor de fábulas, cuya existencia se sitúa en torno al año 600 a.C.
"La queja trae descrédito"
Baltasar Gracián (1601 – 1658)
Escritor español del Siglo de Oro que cultivó la prosa didáctica y filosófica.
"El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas"
William George Ward (1812 – 1882)
Teólogo y matemático.
"Este es un mundo de acción, no de quejas y lamentos"
Charles Dickens (1812 – 1870)
Famoso novelista inglés, maestro del género narrativo cuyos textos destilan una aguda crítica social.
"Disfruta de lo que te gusta en vez de quejarte por lo que te desagrada"
Dicho popular.
PENSAMIENTOS +.
Muchos de los libros de autoayuda y terapias ofrecidas por coaches
y psicólog@s “positiv@s” se apoyan en la premisa de que generar
expectativas positivas.
Desear con fuerza que algo ocurra o intentar desarrollar una interpretación positiva de una situación es el camino para el éxito,
la salud y la felicidad.
"Yo puedo lograrlo"
Desear con fuerza que algo ocurra o intentar desarrollar una interpretación positiva de una situación es el camino para el éxito,
la salud y la felicidad.
"Yo puedo lograrlo"
Todo lo que nos ocurre, aquello en lo que nos hemos convertido y lo que lograremos viene determinado por nuestra forma de pensar,
y por cómo usamos nuestra mente.
Una vez cambiamos nuestra forma de pesar,
cambiaremos nuestra vida.
(Brian Tracy)
VicBlaz
“Da tu primer paso ahora.
No es necesario que veas el camino completo,
pero da tu primer paso.
No es necesario que veas el camino completo,
pero da tu primer paso.
El resto irá
apareciendo a medida que camines”
Martin Luther, Jr.
“La dicha de la vida consiste en: tener siempre algo que hacer,
alguien a quien amar y alguna cosa que esperar”
Thomas Chalmer
“¿Sabes porque el mar es tan grande, tan
manso y tan poderoso?
Porque teniendo la humildad de colocarse unos
centímetros por debajo de todos los ríos,
descubrió que podía ser
grande aprendiendo a recibir”
Patricia Hashuel
“Reconcíliate contigo, ponte frente al
espejo y piensa que ésa esa criatura que estás viendo es obra de Dios, y
decide ahora mismo ser feliz,
porque la felicidad es una adquisición”
Facundo Cabral
“Se que en mi interior se encuentra todo el consuelo que necesito”
Anónimo
jueves, 28 de mayo de 2015
miércoles, 27 de mayo de 2015
sábado, 23 de mayo de 2015
En defensa de la Educación Infantil.
Video realizado por Plataforma en defensa de la educación infantil 0-6 y
Yo Estudié en la Pública.
Ley Educativa (LOMCE) ignora a la Educación Infantil,
en un ejercicio temerario de irresponsabilidad para con la infancia
y con la sociedad presente y futura.
Por otra parte, asistimos a una crisis económica cuyas consecuencias se están cebando en la primera infancia.
Yo Estudié en la Pública.
Ley Educativa (LOMCE) ignora a la Educación Infantil,
en un ejercicio temerario de irresponsabilidad para con la infancia
y con la sociedad presente y futura.
Por otra parte, asistimos a una crisis económica cuyas consecuencias se están cebando en la primera infancia.
Creemos que todas l@s niñ@s, desde el nacimiento, tienen derecho a
una educación respetuosa, cuidada, sana, cálida, libre, feliz y digna.
Una educación que considere a los niños y niñas protagonistas de su propio desarrollo,
en una relación armónica con sus iguales y con el patrimonio común de la humanidad.
Desde esa perspectiva entendemos que el espacio creado por La Educación que nos une era necesario y hemos solicitado formar parte de él.
Una educación que considere a los niños y niñas protagonistas de su propio desarrollo,
en una relación armónica con sus iguales y con el patrimonio común de la humanidad.
Desde esa perspectiva entendemos que el espacio creado por La Educación que nos une era necesario y hemos solicitado formar parte de él.
Como Plataforma, reivindicamos políticas de primera infancia
globales, sociales y públicas y una etapa de educación infantil
inclusiva, única y con identidad propia.
Defendemos la ciudadanía de los niños y niñas desde esta perspectiva,
por lo que exigimos que las administraciones sean responsables de
garantizar todos estos derechos y la sociedad sea la depositaria de su
cumplimiento.
Porque l@s más pequeñ@s son l@s más importantes.
sábado, 16 de mayo de 2015
ENFRENTA EL MIEDO (John Jairo)
"Debes aprender a manejar las noches, vienen justo después de los días.
Debes aprender a manejar la dificultad, viene justo después de la
oportunidad. Debes aprender a manejar la recesión, siempre sigue tras la
abundancia.
No desees que sea más fácil, desea un tu mejor"
John Jairo Holguín
"Nuestros sueños pueden convertirse en realidad si los deseamos tanto como para ir tras ellos"
( Walt Disney)
"Aquél que no es lo suficientemente valiente como para tomar riesgos no logrará nada en la vida"
(Muhammad Ali)
"Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar"
(Paulo Coelho)
"No huyo de un reto porque tenga miedo. Al contrario, corro hacia el reto porque la única forma de escapar al miedo es arrollarlo con tus pies"
(Nadia Comaneci)
viernes, 15 de mayo de 2015
Cómo ser Libre de la Gente.
PRINCIPIOS PARA SER LIBRE DE LA GENTE.
1. No debo hacer vínculos almáticos
(mente, voluntad y emociones)
con nadie.
2. No trataré de cambiar a nadie.
3. No esperaré nada de nadie.
1. No debo hacer vínculos almáticos
(mente, voluntad y emociones)
con nadie.
2. No trataré de cambiar a nadie.
3. No esperaré nada de nadie.
martes, 12 de mayo de 2015
Educar con el corazón.
Gracias Nancy Cecilia me encantó el vídeo,
por lo compartí con
"PQ MUNDO" y ahora con l@s amig@s de
Blogger House.
subtitulado en español,
sobre el nuevo horizonte de la educación:
Educar el corazón.
sobre el nuevo horizonte de la educación:
Educar el corazón.
Si te toca el tuyo no
dudes...compártelo.
sábado, 9 de mayo de 2015
La mamá gallina (la pelota loca)
Conocer los animales de la granja, es un tema de interés en Infantil.
viernes, 8 de mayo de 2015
Los animales de granja y sus sonidos.
“Aprender
los animales de la granja (animales domésticos)
y escuchar
sus sonidos.
En este vídeo educativo infantil un tractor rojo trae a los animales de granja.
Los animales entran en el granero.
¡Escucha
los sonidos emitidos por 13 animales de granja diferentes y aprende sus
nombres!
Learn farm animals in Spanish by watching this educational cartoon.
Learn farm animals in Spanish by watching this educational cartoon.
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