Sobre el RENCOR.

Dos hombres habían compartido injustamente una celda en prisión durante varios años, soportando todo tipo de maltratos y humillaciones. 

Una vez en libertad, se encontraron años después.

 Uno de ellos preguntó al otro:

 – ¿Alguna vez te acuerdas de los carceleros?

 – No, gracias a Dios ya lo olvidé todo (contestó)

 ¿Y tú? 

 – Yo continúo odiándolos con todas mis fuerzas, 
respondió el otro.

 – Su amigo lo miró unos instantes, 

luego dijo:

 Lo siento por ti. 

Si eso es así, 
significa que aún te tienen preso. 

Esta fábula nos indica que el rencor es un arma de doble filo, 
mientras sentimos un enfado profundo y persistente hacia otra persona, 
nos estamos haciendo daño a nosotr@s mism@s .

Desequilibra y enferma el cuerpo y la mente.

Muchas veces, hace más daño el propio rencor que las ofensas recibidas.

 El odio se describe con frecuencia como lo contrario del amor o la amistad; otros, como Elie Wiesel, consideran al odio como lo opuesto al amor.

 

 Si sentimos que alguien nos ha maltratado injustamente, 

la propia vida se encargará de poner orden.

 No debemos convertirnos en jueces, 

solamente somos responsables de nosotr@s mism@s.

 Cuando te sientas herid@ o dolid@ exprésalo 
(con tranquilidad y relajadamente) 

inmediatamente a la persona que creas que te lo haya ocasionado. 

No calles lo que te está matando por dentro.

Acepta la imperfección e intenta utilizar la empatía.

Tanto las personas como las organizaciones son imperfectas y no siempre pueden satisfacer todas tus necesidades y expectativas. 

Es importante aprender a vivir con eso.

Acepta que todo cambia. 

 El mundo está en continua transformación y las personas con él. 

Quizás no te has dado cuenta de que esa persona ha cambiado, solo porque estás demasiado imbuido en la imagen que te has construido de él y que ya no se corresponde con la realidad.

Aprende a dejar ir.  

En la vida nos pueden pasar muchas cosas que consideramos injustas. 

A veces, lo mires por donde lo mires, 

es difícil encontrarle el lado positivo. 

En esos casos, lo mejor es dejar ir.

A lo largo de mi vida, entre mis múltiples defectos (y aún en ciertas ocasiones)
 tiendo a ser rencoroso.

Esa indignación es fruto de mi mentalidad inconformista y de situaciones que considero
injustas (desde mi punto de vista)

A mi favor tengo que no soy orgulloso y que intento (eso sí, a veces tarde) 
ponerme en el lugar del otr@.

Hoy quiero soltar ese lastre y pedir a tod@s con l@s que alguna vez fuí rencoroso PERDÓN.
El llevar razón o no, ya no importa.

No sé si algunas de esas personas leerán estas líneas,
espero que sí, o al menos tener la ocasión algún día de poder decírselo en persona.

Esta frase tan conocida de Mahatma Gandhi me deja claro que no quiero tener cuentas pendientes absolutamente con nadie.

Insisto soy una persona con multitud de defectos,
no soy nadie para intentar dar ejemplo.
Sólo quiero siempre desde la humildad, intentar ser mejor persona.

Un fuerte abrazo desde "PQ mundo" y de un servidor.