Derrota, mi derrota, mi soledad y mi aislamiento:
Para mí eres más valiosa que mil triunfos,
Y más dulce para mi corazón que toda la gloria mundanal.
Y más dulce para mi corazón que toda la gloria mundanal.
Derrota, mi derrota, mi conocimiento de mi mismo y mi desafío.
Tú me has enseñado que soy joven aún y de pies ligeros y a no dejarme engañar por laureles vanos.
Y en ti he encontrado la dicha de estar solo y la alegría de ser alejado y despreciado.
Derrota, mi derrota, mi fulgurante espada y mi escudo:
En tus ojos he leído que ser entronizado es ser esclavizado.
Y que ser
comprendido es ser derribado.
Y que ser apresado es llegar a la propia
madurez y como un fruto maduro,
caer y ser objeto de consumo.
Derrota, mi derrota, mi audaz compañera:
Oirás mis cantos, mis gritos y silencios,
y nadie mas que tú me hablará del
batir de las alas,
de la impetuosidad de los mares y de montañas que
arden en la noche.
Y sólo tú escalarás mi inclinada y rocosa alma.
Derrota, mi derrota,
mi valor indómito inmortal.
Tú y yo reiremos juntos
con la tormenta.
Juntos cavaremos tumbas para todo lo que muere en nosotros.
Juntos cavaremos tumbas para todo lo que muere en nosotros.
Y hemos de erguirnos al sol, como una sola voluntad.
Y seremos peligrosos.
Y seremos peligrosos.
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